jueves, 5 de febrero de 2015

Hechos 7: Esteban, un evangelista poderoso



Aunque la Biblia y el Manual de Iglesia presentan y recomiendan cuál debe ser el perfil de un DIÁCONO, se puede observar con frecuencia que en no pocas de nuestras iglesias la realidad es muy distinta. En mi corta experiencia por ejemplo, un hermano muy capaz y con lindas cualidades fue propuesto para ser diácono. Tristemente, aquél hermano no aceptó porque consideraba que era un cargo muy "insignificante" para lo que él podía dar. ¿Será por ello que algunas iglesias nombran a diáconos muy distantes al ejemplo bíblico?

Al leer la historia de Esteban, puede notar que realmente era un hombre de Dios que nos enseña a través de su vida lecciones para pastores, ancianos, diáconos... y es que el diaconado es un ministerio delicado y poderoso.

¿Por qué fue aprederado Esteban? ¿Cómo así se convirtió en el primer martir de la iglesia cristiana? Algunas razones que se pueden notar:

1. Tenía un ministerio influyente entre el pueblo.- La Biblia dice: "Y Esteban, lleno de gracia y de poder, hacía grandes señales y prodigios en el pueblo" (Hch.6:8). Como diácono pudo quedarse en casa, haciendo lo que le dijeron que haga, sirviendo a las viudas, enfermos, etc. Pero Esteban hacía más... era un evangelista. ¡Cuánto nos falta aprender! Eres un anciano, pero debes ser evangelista... eres líder de jóvenes, pero debes ser evangelista... ¡No basta ser adventista, hay que ser evangelista!

2. Tenía un ministerio influyenye entre los sacerdotes.- La Biblia dice: "“aumentaba grandemente en Jerusalén; también muchos de los sacerdotes obedecían a la fe" (Hch.6:7). Era Esteban un poderosos evangelista que logró llevar a Jesús a muchos de los sacerdotes judíos. Esteban no era un apóstol, pero era un evangelista. El evangelismo era como sangre que corría por sus venas. No se intimidó ante los sacerdotes sino que con poder les predicó y evangelizó.

3. Lo acusaron con testigos falsos.- La Biblia menciona: “Entonces sobornaron a unos para que dijesen que le habían oído  hablar palabras blasfemas contra Moisés y contra Dios [...] Y pusieron testigos falsos  testigos falsos” (Hch.6:11,13). Ante el Sanedrín, los falsos testigos presentaron acusaciones falsas. Probablemente bajo juramento y con más mentiras adicionales lograron que los líderes religiosos tengan "pruebas" para juzgarlo.

4. Su sermón fue poderosos y bíblico.- La Biblia declara:  “Oyendo estas cosas, se enfurecían en sus corazones, y crujían los dientes contra él" (Hch.7:54). Esteban fue muy franco con ellos, no anduvo con rodeos. Él les dijo que eran tercos, que eran incircuncisos de corazón y de oídos, que siempre estaban resistiendo al Espíritu Santo. Los acusó de ser asesinos y traidores de los justos, al igual que sus antepasados antes que ellos. Su franqueza ante el tribunal no  cayó bien a estos líderes, ni a sus acusadores, y ciertamente  a la gente que se había levantado en su contra. Con frecuencia se escucha decir a algunas iglesias en la actualidad: "Su sermón fue muy duro... debemos predicar más suave...". La verdad es la verdad. El predicador o el evangelista debe predicar con amor, pero siempre con la verdad.

5. Su público era terco y obstinado.- Tristemente la Biblia dice: “Entonces ellos, dando grandes voces, se taparon los oídos, y arremetieron a una contra él" (Hch.7:57). Hay cristianos que no les gusta que se les predique con la verdad. Prefieren mensajes "suavecitos", mensajes pobres llenos de risas y carcajadas que son atractivos pero que no transforman. Y cuando hay un mensaje como la de Esteban los catalogan como "extremistas", "duros", "legalistas". ¿Qué prefieren? ¿La verdad o la mentira?

¿Por qué fue apedreado Esteban? Simple. Porque era un hombre de Dios. Jesús dijo que "no hay profeta con honra en su propia tierra" (Mr.6:4). ¿Qué estamos esperando como evangelistas? ¿Honra, invitaciones, aplausos, palmadas? Juan el Bautista era un predicador grande, un evangelista poderoso y ¿cómo terminó? 

Cada vez que me pongo ante un púlpito, en un auditorio, plaza, local, iglesia, carpa siempre pienso antes y le pido a Dios que no sea yo quien hable sino ÉL a través de mí. Yo soy tan débil. Me equivoco, ingnoro tantas cosas... pero la Biblia NO, la Palabra de Dios jamás... 

¿Eres diácono? ¡Amén!


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