miércoles, 20 de julio de 2011

Partes del Sermón: Homilética II


Las tres partes del sermón deben mantener una simetría equilibrada. Se recomienda el esquema 20, 60, 20.
¿Qué significa el esquema 20, 60, 20?
Significa que usted dedique 20 % del tiempo de su predicación a la introducción, 60 % al cuerpo y 20 % a la conclusión.

El sermón es como una flecha que tiene que dar en el blanco preciso. Para ello, la flecha tiene que tener el equilibrio perfecto. El peso debe ser repartido equitativamente para que la flecha dé en el blanco deseado.

Si usted va ha predicar 30 minutos, dedique:

  1. 6 minutos a la introducción,
  2. 18 minutos al cuerpo y
  3. 6 minutos a la conclusión.

Si va predicar 20 minutos dedique:

  1. 4 minutos para la introducción,
  2. 12 minutos al cuerpo y
  3. 4 minutos a la conclusión.
LA INTRODUCCIÓN

Es la forma de ingresar al sermón gradualmente.

La introducción tiene dos objetivos:

1. Captar la atención del auditorio.

2. Preparar a los oyentes para que entiendan el tema.

Hay varias clases de introducciones

1. Aquellas que hacen referencias a la ocasión o al tema.

2. Otras comienzan con una pregunta retórica y luego proceden a contestarla.

3. Hay introducciones que giran alrededor de una anécdota o una buena ilustración. Esto es bueno, siempre y cuando:

a. La fuente del sermón no sea la anécdota sino la Biblia.

b. La ilustración sea corta para que no rompa la simetría del sermón.

4. Una buena cita también puede servir como introducción.

Asunto curioso de la introducción

La introducción es lo primero que se predica pero no es lo primero que se hace al hacer un bosquejo de sermón, sino lo último. Lo primero que se hace es elegir el texto bíblico, lo segundo es dividirlo en las partes del cuerpo con la ayuda de la proposición y la palabra clave.

Por lo tanto, antes de hacer la introducción, primero se debe tener escrito el tema, y cuando esté terminado, recién ahora se debe hacer la introducción.

Es lógico que se haga al último la introducción porque es imposible hacerla primero si todavía no se sabe sobre qué se va introducir. Pero cuando se predica, por supuesto que es la introducción lo primero que se presenta.

¿Qué contiene la Introducción?

a) El Título

b) El texto bíblico central

c) La proposición

d) La palabra clave

El título del sermón

El título del sermón es el anuncio del tema que debe ser expresado en forma llamativa y sugestiva. Debe indicar el contenido del sermón en una forma breve y popular. El título no necesita ser idéntico al tema.

1. Debe ser corto.

a. Debe ser corto, de 5 a 6 palabras como máximo.

b. Por ejemplo, si va hablar del "hijo pródigo" puede ponerle el título de "El beso de Dios".

c. Si va hablar sobre el sábado puede titularlo "Paz en la tormenta".

d. Si va hablar sobre los mandamientos puede llamarlo "La senda de la felicidad".

2. Debe ser llamativo y sugestivo.

a. Es bueno resaltar el título, o decirlo al comenzar el sermón, pero si no encontró un buen nombre para el título, no está obligado a anunciarlo.

b. Normalmente, usted dará a conocer el tema en la proposición.

Dos errores de los títulos:

1. Títulos largos. Alguna veces son tan largos que ya no dan lugar al suspenso o al interés, como los siguientes títulos:

a. "¿Quieres ser salvo? Entonces acepta a Jesús".

b. "Cómo guardar los mandamientos y llegar al cielo".

c. "El cristiano tiene que seguir luchando y luchando para estar con Cristo en la eternidad".

2. Titular la historia bíblica pero no el tema, asunto que no tiene ninguna relevancia para los oyentes. Por ejemplo si el tema sale de San Juan 4 y usted lo titula:

a. "El encuentro de la mujer samaritana con Jesús", el público puede decir: "Qué me interesa a mí, eso ya pasó, y yo tengo otros problemas".

b. Pero es muy positivo si usted lo titula: "Cómo Jesús puede marcar la diferencia" o "El día más grande de tu vida" Entonces el público se interesa porque todos quieren ser diferentes o quieren experimentar algo maravilloso.

El texto bíblico clave

El texto bíblico clave es aquella porción bíblica de donde se ha extraído el tema, o es el pasaje bíblico que más se identifica con el tema.

El texto bíblico debe estar citado en la parte inmediata inferior del título. Debe ser leído en lo mejor de los casos al principio, inmediatamente después de los saludos.

Los oyentes deben ser invitados a buscar el pasaje también en su Biblias. El título del tema puede anunciarse antes o después del pasaje leído, o puede ser omitido si se lo prefiere.

Veamos los siguientes ejemplos:

Tema: El amor de Dios

Título: "El valor de un alma"

Texto: Juan 3: 16

Tema: La tarea de la predicación

Título: "Misión imposible"

Texto: Mateo 28: 19,20

La proposición

La proposición es la parte básica de la estructura de un sermón. Es el corazón del sermón. Es la propuesta clave para dar unidad de pensamiento y fortaleza a todas las partes del sermón.

¿Qué es la proposición?

1. Es la propuesta que el predicador declara que va seguir en el desarrollo del sermón.

2. Es la propuesta de cómo se desarrollará el tema a lo largo del sermón.

3. Es el tema expresado en una oración gramatical que resume el contenido del mensaje y anuncia el curso a seguirse.

4. Es la propuesta al desarrollo de un tema con un fin específico.

5. Es la enunciación del curso a seguirse y el propósito que se quiere alcanzar.

Por lo tanto, la proposición constituye la parte más importante de la elaboración del sermón. Promueve la estabilidad y la unidad del tema. La formulación de la proposición no es fácil, se requiere mucha reflexión, cuidadosa expresión y un sentido amplio del contenido del sermón.

Se puede predicar sin una proposición y, lo que es peor, la mayoría de los sermones que llegan envasados no tienen proposición; pero, por consecuencia, son débiles y no dan en el blanco aunque estén llenos de argumentos.

Para ayudar a hacer proposiciones bien formuladas existen normas o criterios por las cuales se pueden hacer propuestas claras, concisas y atrayentes como la utilización de:

1. Las 7 interrogantes del sermón.

a. ¿Quién? Introduce una secuencia de personas.

b. ¿Cuál? Introduce una secuencia de cosas.

c. ¿Qué? Introduce una secuencia de significados.

d. ¿Por qué? Introduce una secuencia de razones.

e. ¿Cuándo? Introduce una secuencia de tiempo.

f. ¿Dónde? Introduce una secuencia de lugares.

g. ¿Cómo? Introduce una secuencia de métodos y formas.

2. La palabra clave

a. La palabra clave es aquella palabra que se encuentra en la proposición y es la que ayuda a dividir el cuerpo del sermón.

b. La palabra clave ayuda a pasar de una división a otra.

c. La palabra clave es una herramienta homilética de mayor valor práctico para caminar dentro del sermón.

d. Con la palabra clave cada división se relaciona con la otra, de tal manera que da progresión lógica al mensaje.

e. La palabra clave debe ser específica. Ejemplos:

Abusos doctrinas motivos

Actitudes ejemplos necesidades

Amenazas errores pasos

Asuntos eventos peligros

Ejemplos de proposición y de palabra clave:

"En esta oportunidad vamos a ver los remedios bíblicos para una conciencia culpable".

"Con el presente tema nos propones mostrar que la cruz tiene un mensaje para todos los seres humanos, sean creyentes o incrédulos".

"En esta ocasión nos proponemos analizar los aspectos de la seguridad humana basados en la pregunta del aquel carcelero: '¿qué debo hacer para ser salvo?".

Subraye usted la palabra clave de las siguientes proposiciones:

"La experiencia en Cades Barnea nos invita a meditar sobre los efectos desastrosos de la incredulidad".

"Basados en la experiencia de Lot, meditemos sobre el terrible precio que se debe pagar por seguir a este mundo".

"Veamos tres razones por las cuales el pueblo de Dios debe ser un pueblo fiel al Señor".

"En esta oportunidad, basados en 2 Pedro 3: 18, vamos a ver los requisitos para cumplir el sueño de Dios para nuestras vidas".

3. La oración de transición.

a. La oración de transición es necesario hacerla cuando el la proposición no contiene la palabra clave.

b. Por ello, algunos sermones tienen la oración de transición, y como notarán está inmediatamente al lado de proposición.

c. La oración de transición tiene que tener la palabra clave.

martes, 12 de julio de 2011

La importancia de la predicación: Homilética I


La iniciativa de la predicación

  1. ¿Quién tomó la iniciativa de la predicación?
  2. ¿Quién fue el primer predicador?
  3. ¿Quién fue el que predicó el primer mensaje de salvación?

La respuesta tiene un solo nombre: Fue Dios.

Fue Dios es que tomó la iniciativa de la predicación, fue él quien dio el primer mensaje de misericordia al hombre necesitado allá en el Edén.

Las primeras buenas nuevas escuchadas por Adán y Eva inmediatamente después de la caída, provinieron de los labios de Dios.

Cuando el hombre pensaba que estaba acabado y que no había ninguna salida, Dios tomó la iniciativa y les predicó el primer mensaje de misericordia diciéndoles que la herida recibida no era de muerte. Que había una salida para ellos.

El primer sermón predicado fue y debe seguir siendo de amor y misericordia: "Y pondré enemistad entre ti y la mujer, y entre tu simiente y la simiente suya; ésta te herirá en la cabeza, y tú le herirás en el calcañar."(Gen 3:15)


Dios llama a hombres y mujeres a la predicación

Desde esa época Dios busca hombres y mujeres que estén dispuestos a ser sus mensajeros. Llama y prepara a un grupo especial para que sean sus "evangelistas" que vayan por todo el mundo a predicar las buenas nuevas.

"¿Cómo, pues, invocarán a aquel en el cual no han creído? ¿Y cómo creerán en aquel de quien no han oído? ¿Y cómo oirán sin haber quién les predique? ¿Y cómo predicarán si no fueren enviados? Como está escrito: ¡Cuán hermosos son los pies de los que anuncian la paz, de los que anuncian buenas nuevas!". (Rom 10: 14, 15).

De acuerdo a los dones otorgados a la iglesia, Dios constituyó "evangelistas" (Ef 4: 11); y a éstos les insta a predicar la palabra en todo momento.

"Te encarezco delante de Dios y del Señor Jesucristo, que juzgará a los vivos y a los muertos en su manifestación y en su reino, que prediques la palabra; que instes a tiempo y fuera de tiempo; redarguye, reprende, exhorta con toda paciencia y doctrina". (2Tim 4: 1,2).

Con la predicación el cristianismo se sostiene o se derrumba. La predicación es el principal medio de difusión del evangelio, por lo tanto es una necesidad impuesta por el Señor Jesucristo:

"Pues si nuncio el evangelio, no tengo por qué gloriarme; porque me es impuesta necesidad, y ¡ay de mí si no anunciare el evangelio!" (1Cor 9: 16).


¿Qué es homilética?

Es la retórica aplicada a los discursos sagrados. Es la ciencia que enseña (homilía) los principios de la predicación para el beneficio espiritual de los oyentes.

“Homilía es la ciencia de la cual la predicación es el arte y el sermón es el producto terminado”.

1. Es una ciencia porque se basa de leyes, de orden y de conocimientos de la mente humana para el aprendizaje.

2. Es un arte; debe presentar el mensaje con belleza. Es un arte porque quita la rigidez de la ciencia. Para ello requiere de la imaginación, de la iniciativa propia y de su vivencia con Dios.

3. Entonces la homilética debe tener ciencia, arte y experiencia vivencial con Dios.


¿Qué es la predicación?

La predicación es la proclamación de la verdad divina que comparte con el hombre la bondad de la reconciliación y las profundidades del amor de Dios.

Por lo tanto la predicación no es un discurso de sabiduría humana ni de la capacidad del hombre. La predicación es de origen divino.

Dios es el que envía: "Kerusso" que significa "proclamar". Dios es el mensaje: "Euaggelizo" que "las buenas nuevas de su amor" y Dios es el "dínamus", el poder de la predicación.

"Y ni mi palabra ni mi predicación fue con palabras persuasivas de humana sabiduría, sino con demostración del Espíritu y de poder, para que vuestra fe no esté fundada en la sabiduría de los hombres, sino en el poder de Dios". (1Cor 2: 4, 5).

La predicación es teológica. El predicador se pone en lugar de Dios. Dios habla a través del predicador. Dios da a su Palabra voz viva a través del predicador. Existe una conexión real entre Dios y el predicador. Dios enviste de autoridad al predicador.

El personaje centra de la predicación

El Personaje es Cristo. "Nosotros predicamos a Cristo crucificado" (1Cor 1:23). "Pues me propuse no saber entre vosotros cosa alguna sino a Jesucristo, y a este crucificado" (1Cor 2:2).

"Pero en muchos no se presenta la cruz de Cristo ante la gente. Tal vez algunos estén escuchando el ultimo sermón de su vida y algunos no volverán a estar en condiciones tales que se les pueda volver a presentar la cadena de verdad y darle una aplicación práctica a sus corazones". (1JT, 525,526)

“Los discursos teóricos son esenciales para que todos conozcan la forma de la doctrina y vean la cadena de la verdad, eslabón tras eslabón, unida en un conjunto perfecto. Pero jamás debe presentarse un discurso sin presentar a Cristo y Cristo crucificado como fundamento del Evangelio...”. Ibíd.

Toda predicación debe ser cristológica. Cristo es el tema de predicación. Cristo es la materia.

Sólo presentando a Cristo se cumple con la misión de la predicación. El predicador puede partir de cualquier tema pero siempre debe terminar en el Señor Jesucristo.


El Espíritu Santo en la predicación

El Espíritu Santo debe poseer al orador. Nadie puede hablar de Dios y de Cristo sin el Espíritu Santo. Sin él es sólo un discurso de origen humano. Para que sea verdadera predicación el predicador debe estar imbuido por el Espíritu Santo.

Predicar es proclamar el mensaje de salvación bajo la influencia del Espíritu Santo. Sólo su santa influencia antes y durante la predicación le dará verdadera fuerza y poder.

El carácter litúrgico de la predicación

La predicación dentro de la iglesia debe servir como la parte central de la adoración a Dios. Debe servir de instrucción para los oyentes. Forma parte de la ceremonia litúrgica.

Debe llamar al pueblo a la comunión con Dios. El predicador es el profeta que llama al pueblo a considerar los caminos de Dios. La predicación está atada al contexto de la iglesia y por lo tanto debe servir de comunión a Dios y a su misión. Su naturaleza es crear conciencia de pertenencia a Dios; de ser un pueblo escogido por Dios en todos los ramos de la vida, y siempre tiene que llamar a la santidad.

La predicación siempre debe ser persuasiva

La predicación tiene un objetivo persuasivo. Su objetivo primordial es persuadir a entregarse por completo al Señor. Procura que el oyente cambie de actitud con respecto a Cristo. Persuadir no es sólo que el oyente sienta simpatía con el mensaje o que disfrute del él, sino que responda con fe y obediencia.

Para que la predicación sea efectiva y completa no es suficiente proclamar la belleza de la gracia divina sino persuadir para que las personas se comprometan con el mensaje y que se entreguen sin reserva.

“El objeto de la predicación no es solamente transmitir información, meramente convencer el intelecto, e impartir conocimiento. Debe hacer más que esto. Las palabras del ministro deben alcanzar los corazones de los oyentes”. (TM, 62)

CUALIDADES DEL PREDICADOR

No sólo es importante el mensaje, sino también el mensajero.

“Que nadie engañe a su propia alma. Si albergáis orgullo, estima propia, un amor a la supremacía, vanagloria, ambición impía, murmuración, descontento, amargura, maledicencia, mentira, engaño, calumnia, no tenéis a Cristo morando en vuestro corazón”. (TM, 441).

CUALIDADES NECESARIAS

1. Profunda experiencia de conversión (1Jn.3:1).

“Nuestros ministros necesitan una transformación de carácter. ”. (TM, 143).

2. Conducta moral correcta (1Tim 3:8-13)

a) Madurez moral:

b) Madurez espiritual:

3. Sentido profundo de responsabilidad.

Fortaleza del predicador

1. Contacto directo con los hombres

2. Un sentido de necesidad personal en su preparación.

3. Su posición provisoria, (se pasa por alto algunos errores)

Desventajas del predicador

1. La falta de tiempo

2. La falta de estudios (teológicos)

3. La tendencia a un desequilibrio ( un solo aspecto)

Peligros del Predicador

1. El deseo de desplazar o reemplazar al pastor

2. Imitar a algún pastor

3. Enorgullecerse. Autosuficiencia.


Continuará...

jueves, 7 de julio de 2011

LAS ARMAS DE LA VICTORIA


Texto: (Efesios 6:10-20).

Tema: expositivo.

Propósito general: consagración.

Propósito específico: Entender que en este mundo estamos en una batalla diaria, pues necesitamos de alguien quien nos pueda proteger, y dar los armamentos necesarios para esta batalla que no es contra carne ni sangre, sino con Satanás.

I. INTRODUCCIÓN.

1. Saludo:

2. Contextualización:

3. Proposición:

4. Texto: El texto que estudiaremos se encuentra en (Efesios 6:10-20).

5. Oración de Transición: Usted es un espectáculo para el mundo, los ángeles y los hombres. Sea valiente en Dios. Vístase con toda la armadura de Dios

II. ARMADURA DE DIOS POR QUE TENEMOS UNA GRAN LUCHA. (Ef 6:10-13).

1. Tenemos una gran lucha, no contra carne ni sangre sino:

Ø Principados y potestades son los ángeles caídos,

Ø dominadores de este mundo oscuro, han puesto en duda la palabra de Dios,

Ø malos espíritus de los aires .

2. Frente a esta lucha debemos fortalecernos

Ø Debemos estar dispuestos para fortalecernos en el Señor

Ø en el únicamente hay poder pues necesitamos de su fuerza.

3. Frente a esta lucha debemos Vestirnos de toda la armadura de Dios,

Ø para que pueda estar firmes contra las artimañas del diablo.

Ø para que pueda resistir en el día malo,

III. ARMADURA DE DIOS QUE MANTIENE FIRME EN LA LUCHA. (Ef 6:14, 15).

1. Mantenerse firmes ceñidos con la verdad.

2. Mantenerse firmes vestidos con la justicia.

3. Mantenerse firmes calzados los pies con el evangelio de paz.

IV. ARMADURA DE DIOS QUE PROTEJE EN LA LUCHA. (Ef 6:16, 17).

1. Tomad el escudo de la fe, para apagar todos los dardos encendidos del maligno.

2. Tomad el yelmo de la salvación,

3. Tomad la espada del Espíritu, que es la Palabra de Dios.

V. LA ORACIÓN ES MEDIO PODEROSO PARA SER VICTORIOSO (Ef 6:18, 20).

1. Orad en el Espíritu,

Ø en todo tiempo,

Ø con toda oración y ruego,

Ø velando en ello con perseverancia y súplica por todos los santos.*

2. Orad también por los líderes de la Iglesia,

3. Orar para que pueda hablar con valentía, como debo hablar. (Ef 6:18, 20).

VI. CONCLUSIÓN.

1. Resumen:

2. Ilustración:

3. Apelación:

4. Llamado:

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