martes, 28 de septiembre de 2010

EL HERMANO OFENDIDO


"El hermano ofendido es más tenaz que una ciudad fuerte, y las contiendas de los hermanos son como cerrojos de alcázar.” Prov. 18:19.


Me gusta la versión de La Biblia al día (paráfrasis), que dice así: “Es más difícil recobrar la amistad de un hermano ofendido, que tomar una ciudad fortificada. Su ira te rechaza como barrotes de hierro”. La vida puede ser fácil. Pero somos nosotros, los seres humanos, los que la complicamos. Si tú haces una lista de las últimas 25 discusiones que tuviste en el trabajo, en la casa, en el colegio o en la calle y las analizas, verás que la mayoría de ellas podrían haber sido evitadas. El consejo divino es: No discutas por motivos banales, no pierdas amistades valiosas por decir palabras agresivas en un momento de rabia.


Controla tu mente, tu corazón y tu lengua, y serás más feliz. Tú puedes destruir la amistad de toda una vida en un instante. Recuperarla será difícil. El libro de Proverbios es una especie de código moral de conducta. Fuera de contexto, podría ser visto de ese modo. Pero, si se analiza desde la perspectiva del todo, los proverbios son una descripción de la manera como se conducen las personas sabias. Los principios de vida presentados por Salomón, no son para ser vividos sobre la base de una obligación. Nada en la Biblia es obligatorio. El tema central, junto a la salvación, es la libertad; ateniéndose, por supuesto, a las consecuencias de las decisiones que hacemos. En Jesús, tú encuentras el poder necesario para vivir voluntariamente los principios que él coloca en el corazón. Tú eres libre. La elección es tuya.


El modo sabio de vivir que presentan los proverbios, es el resultado natural de algo que ocurre dentro tuyo. Cuando reconoces tus limitaciones como criatura y vas en actitud humilde a Jesús y a su Palabra con el deseo de aprender, tú ganas. Haz de este día un día de decisiones sabias y productivas. Cuida tu mente, tu corazón y también tus palabras. Valoriza las amistades, no las desperdicies por causa de discusiones tontas. Si por algún motivo tú sientes que eres derrotado en algún momento, levanta la cabeza, tómate del brazo poderoso del Padre y continúa adelante. Solo es realmente derrotado quien deja de luchar. Y no olvides hoy que: “El hermano ofendido es más tenaz que una ciudad fuerte, y las contiendas de los hermanos son como cerrojos de alcázar”.


Pr. Alejandro Bullón

lunes, 20 de septiembre de 2010

LAS TRES DIMENSIONES DEL COMPROMISO CRISTIANO



Luego se dijeron unos a otros: No estamos haciendo bien, hoy es el día de buenas noticias y nosotros callamos. Si esperamos hasta el amanecer nos alcanzará nuestra maldad. Vamos pues ahora, entremos y demos la noticia en la casa del Rey (2 Reyes 7:9).


Los leprosos de esta historia estaban viviendo el momento más importante de sus vidas, pensaban que su mundo eran sólo cuatro personas y por un momento creyeron que estaban en lo correcto, hasta que alguien entró en reflexión “No estamos haciendo bien”.


Más de una vez encontré a alguien que me dijo: “Pastor, no estamos haciendo bien”. Necesitamos estar comprometidos con una causa correcta. El ser humano desde que nace hasta que muere está comprometido con algo o con alguien, el compromiso es inherente al ser humano, es parte de nuestro diario vivir. A continuación presento las tres dimensiones del compromiso cristiano: El compromiso de creer, de compartir y de vivir.



  1. El compromiso de creer el evangelio: Oír una noticia nos compromete a actuar, el que está en peligro y sabe que ha encontrado un medio para escapar tiene mayor culpa, que el que ignora su condición. Allí la importancia de creer el evangelio.

  2. El compromiso de compartir: El que oye tiene la necesidad o el deber moral de compartir esa noticia.

  3. El compromiso de vivir ese evangelio: No podemos dar lo que no tenemos, no se puede anunciar si primero ese evangelio no se ha hecho carne en nosotros.

Los cuatro leprosos comprendieron el compromiso de creer, compartir y vivir esa noticia, alguien de los cuatro hizo reflexionar a los tres, “No estamos haciendo bien”.


Reflexionemos, ¿crees realmente en el mensaje que predicas?, ¿estás compartiendo esa noticia?, y finalmente quiero preguntarte ¿estás viviendo lo que predicas?


Pastor Martín Diaz


Misión norte oriental- UPN

miércoles, 15 de septiembre de 2010

EL "CUERPO" DE CRISTO



“De manera que sin un miembro padece, todos los miembros se conduelen con él. Y si un miembro es honrado, todos los miembros se gozan con él” (1 Cor.12:26).



No importa el peso o la talla de la persona, lo que es cierto es que si una pequeña parte de su cuerpo adolece de algún malestar, provocará un malestar general del cuerpo. Esto es interesante porque Dios nos creó seres integrales, es decir, completos. Somos, físicos, psicológicos, sociales y espirituales. Sin adolecemos de algún malestar en cualquier aspecto definitivamente estaremos enfermos.


Pero, ¿te has dado cuenta que en el aspecto físico, esto es más real? Por ejemplo, si te duele un diente, eso causará que no puedas actuar como debe ser. Y eso que el diente es aparentemente pequeño y sin importancia.


La iglesia de Dios está llena de seres vivos, seres débiles, mortales, sencillos. Es por ello que Dios compara a su iglesia con un cuerpo humano, para hacernos entender que cada uno de nosotros somos miembros de ese cuerpo. Así, si un miembro de la iglesia está pasando por malos momentos, entonces, la iglesia, todos nosotros también lo sentiremos así.


Es más, nosotros nos llamamos “hermanos”, ¿por qué? ¿Porque compartimos una misma fe únicamente? No, porque somos hijos de Dios, porque pertenecemos al mismo cuerpo, porque somos hermanos en la fe, pues creemos que nuestro Padre es Dios.


Hoy, puedes demostrar que te unes al dolor del hermano de tu iglesia, que lleva un mar de lágrimas y nadie lo advierte. No des lo que te sobre, da lo que crees que le puede servir y ayudar en este momento difícil. Recuerda, que el mañana no es seguro, mañana me puede tocar a mí.



Pr. Heyssen J. Cordero Maraví

lunes, 6 de septiembre de 2010

PODER, FUERZA Y RIQUEZAS...!


“Y digas en tú corazón: Mi poder y la fuerzas de mi mano me han traído toda esta riqueza. Sino acuérdate de Jehová tu Dios, porque el te da el poder para hacer las riquezas”. Deut. 8: 17, 18
El asiento de nuestros pensamientos es nuestra mente (corazón), todo lo que ocurre en nuestra vida se forma o se graba a través de nuestros actos, indudablemente Dios trabaja a nivel de su hijos, con seres humanos, que en su diario vivir y con tantas preocupaciones que presenta la vida.
Mi poder, y la fuerza de su mano, es simplemente una consecuencia de las bendiciones que Dios sigue derramando a sus hijos, sean estos o no agradecidos. La mano es el símbolo del trabajo, del esfuerzo abnegado, de la perseverancia para alcanzar jun objetivo en la vida.
Sino” acuérdate”, es interesante como la Biblia presenta al hombre, como alguien que se olvida fácilmente de las cosas, de los compromiso, de la citas pactadas, y de otras cosas más. Entonces nuestro buen Dios para no olvidar nos dice “Acuérdate”, recuerda , no te vayas a olvidar, tenlo siempre presente.
Porque EL te el poder para hacer riquezas, que claro esta el mensaje: todo proviene de Dios, y no haya situación, problema , circunstancia que ocurra que Dios no lo sepa, por el contrario el tiene el control de nuestras vidas, esto incluye en todo aspecto de nuestro vivir.
Dios nos ayude a cuidar de todo lo que recibimos de sus manos, también a vivir agradecidos por todo lo que nos ocurre, de todo lo gira a nuestro alrededor, aún de esos pequeños detalles que vivimos cada día.


Pr. Gilberto Urcia

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