viernes, 27 de agosto de 2010

EL AMOR DE DIOS



“Raeré de la tierra a los hombres que he creado […] porque me pesa haberlos creado (Gn.6:7).


Un preso en el penal de Lurigacho, Lima, me dijo un día: “son 17 años que llevo preso. Tengo 3 hijos, tuve una esposa. Por espacio de cinco años me visitaron seguido. Mis hijos son profesionales, y la últimas vez que uno me visitó fue hace 6 años, para el día del padre. Todos se han olvidado de mí, nadie da un céntimo por mí. Mi vida no valdría la pena si para mi madre, yo no fuera el mejor hijo del mundo. Para mi madre, yo valgo, para mi madre sigo siendo persona, para mi madre, tengo sentimientos”.


El amor de Dios es similar, pero mejor. Al ver a sus hijos en la peor degradación moral, en la peor corrupción, Dios se arrepiente de haber creado al hombre, no porque no los ama, sino porque los ama. Pues sabe que nadie es feliz viviendo en la corrupción. La vida de un corrupto, no es feliz, vive con miedo, vive estresado, asustado por lo afanes de la vida. Infidelidad, engaño, dolor, rencor, egoísmo. Es por ello que Dios siente dolor en su corazón y desearía no haber creado al hombre, pues sabe que no es feliz en esa calidad de vida.


La generación de Noé había traspasado los límites del mal. Todos sus actos, palabras y pensamientos eran hacia el mal.


Un hombre ebrio me dijo un día que Dios era bueno, y que por ello, no iba a la iglesia, “Cuando vuela Jesús, yo me arrodillaré y le diré que me perdone, y va a ver pastor, que Jesús mismo me va a perdonar, porque él es bueno”. Hay gente que cree que es por malo que Dios le pondrá fin al pecado. No es así. Dios le pondrá fin al pecado, por que Él es bueno por la eternidad.


¿Un borracho sería feliz en el cielo? ¿Dónde podría saciar su sed por el alcohol? Te das cuenta, si Dios destruirá al pecador en su segunda venida es porque es un Dios de amor.


Pr. Heyssen J. Cordero Maraví


jueves, 19 de agosto de 2010

UNA HISTORIA DIFERENTE: NOÉ CAMINÓ CON DIOS



“Esta es la historia de Noé. Noé fue un varón justo y perfecto entre los de su tiempo. Con Dios caminó Noé” (Gn. 6:9).



Hay muchas historias. Cada vida es una historia. Tu vida es una historia, y a cada instante se tejen las historias por doquier, unas son tristes, felices, traumáticas, indeseables, en fin, tantas historias. Pero ésta es la historia de Noé. Una historia hermosa. Una historia así, es posible únicamente si se camina con Dios.



Pero, podríamos preguntarnos, ¿Por qué fue hermosa? O ¿Por qué le agradó a Dios? La Biblia presenta dos realidades: La primera, Noé era "varón justo". La palabra "justo" no implica una inocencia intachable, sino rectitud, honradez y virtud. Es digno de notarse que no es meramente llamado "justo" sino "varón justo", esto es simple, Noé era un varón, es decir un hombre, simple, normal, de carne y hueso, como tú y yo, pero al agrado de Dios. La segunda razón, Noé era “perfecto entre los de su tiempo”. La palabra perfecto no implica impecabilidad, o sin error, sino más bien integridad moral, es decir, era un hombre de Dios en todos los aspectos de la vida. Y se menciona “perfecto entre los de su tiempo”, por una sencilla razón, porque muestra que en otros tiempos puedes ser tú un Noé.



Finalmente, el texto termina diciendo: “Con Dios caminó Noé”, aquí radica la razón de una historia como la de Noé. Y es que él caminaba con Dios. Pero, ¿qué es caminar con Dios? Caminar con Dios es lejano a leer mi Biblia a “vuelo de ave”, es muy diferente a “orar dos o tres minutos diarios”, dista mucho de ir a la iglesia por compromiso, o por costumbre, y en últimas, es muy distinto a ser cristiano o adventista cuando estoy en la iglesia y no fuera de ella.



¿Ya empezaste a caminar con Dios...? Olvida ya el ayer, hoy puede ser diferente, tu historia puede ser hermosa, empieza a caminar con Dios.


Pr. Heyssen J. Cordero Maraví

miércoles, 18 de agosto de 2010

JEHOVÁ ES BUENO Y MISERICORDIOSO


“Porque Jehová es bueno; para siempre es su misericordia, y su verdad por todas las generaciones” (Sal 100:5).

John Cloud cuenta en la revista Time que en la mañana del famoso 11 de septiembre, Genelle llegó temprano al piso 64 de la torre norte del World Trade Cemer, donde trabajaba. La joven prendió su computador y, repentinamente, oyó un estruendo terrible. Ella no sabía que el vuelo 11 de American Airlines acababa de chocar contra el edificio donde estaba.
Al principio no tuvo miedo. Solo curiosidad. Se dirigió a la ventana y vio un monte de papeles volando por el aire. Oyó gritos y a alguien diciendo que un avión había chocado con el predio. "Tenemos que salir de aquí", gritaban otros. Genelle se aterrorizó. No sabía si debía bajar por las escaleras o esperar allí. La alarma contra incendios sonaba enloquecedoramente. Todo el mundo gritaba y nadie sabía qué hacer.
Cuando finalmente decidió bajar, la escalera estaba llena de humo. En eso oyó otro ruido ensordecedor. Pensó que era el fin. Lo que no sabía entonces, era que centenares de personas acababan de morir al derrumbarse la torre sur. Eran las 9:59 y la torre norte, donde estaba ella, también se caería 29 minutos después.

Genelle bajaba las escaleras del piso 13 cuando oyó otro ruido descomunal, sintió que era llevada como si fuera una pelota de ping pong y se desmayó. Cuando volvió en sí, estaba atrapada. Le dolía todo el cuerpo y no podía moverse. Tocó algo a su lado, algo suave, y se dio cuenta que era un cadáver. Que¬dó aterrorizada. Las horas transcurrieron y Genelle se desmayó nuevamente.
Cuando despertó ya era de noche. Clamó a Dios. Se sintió mejor y oró otra vez. De repente, oyó voces y gritó: "¡Estoy aquí! ¡Estoy aquí!" Una voz le respondió; "¿Puede ver la luz?" Ella no podía, pero el equipo de rescate la encontró y la salvó.
En medio de la tragedia de aquel día, Genelle entregó su vida a Dios. Hoy, ora y estudia la Biblia diariamente. Recibió algo de ayuda financiera del gobierno, pero no piensa pedir indemnización. ''Ahora soy cristiana", explica.

Creo que nadie tiene la culpa. Antes vivía preocupada solamente por el dinero y por mi apariencia física. Hoy, cojeo y tengo cicatrices horribles, pero eso no me preocupa. Ya no tiene tanta importancia, porque estoy viva. Solo estar viva ya es motivo para ser feliz", afirma Genelle con convicción.
Por eso, hoy, aunque haya sombras a tu alrededor, di tú también: "Porque Jehová es bueno; para siempre es su misericordia, y su verdad por todas las generaciones.

Alejandro Bullon
http://www.ministeriobullon.com

viernes, 13 de agosto de 2010

LA IMPORTANCIA DE SER AGRADECIDOS



“Jesús le dijo: Lévántate y vete. Tu fe te ha salvado” (Luc. 17:19).



En la Biblia se registra una historia muy triste (Luc. 17:11-19), la historia de 10 leprosos que fueron sanados por Cristo. Aunque eso debería ser motivo de alegría y no de tristeza, trágicamente su final es terrible.


Jesús hizo un milagro en la vida de 10 leprosos sin esperanza a vivir más. Pero Jesús les ayudó a recuperar su salud, y con eso, probablemente su familia, su trabajo, sus amigos, etc. Es que cuando Jesús, llega a la vida de un hombre, no lo deja igual. Jesús hace milagros grandiosos en la vida de quiénes le piden su ayuda.


¿Te has dado cuenta por ello que incluso los que no sirven a Dios como deben, o los que no van a la iglesia aparentemente viven con más dinero que un adventista? Es que Jesús derrama sus bendiciones también para los malos. Así como la lluvia es para buenos y para malos.


De los 10 leprosos que fueron SANADOS, sólo 01 fue SALVADO. La pregunta es, ¿Por qué? Porque los 09 no fueron agradecidos, y sólo 01 agradeció y adoró a Dios.


¿Ya le has agradecido a Jesús por lo que hizo por ti? A veces creemos que debemos ser agradecidos a Jesús, sólo cuando hay GRANDES bendiciones. ¡No! Seamos agradecidos en todo tiempo.


Recuerda que si bien es cierto, fuiste SANADO, por Jesús de la lepra del pecado. Ahí no termina. Ahora debes ir ay agradecer a Dios, debes adorarle. La acción de gracias es importante en el plan de la salvación pues tiene que ver con la ADORACIÓN.


Y la Biblia dice que únicamente Dios se merece la adoración y la gloria. ¿Por qué no vamos y agradecemos a Jesús? Pudimos ser CURADOS por Jesús, pero tal vez no seamos SALVADOS. Vayamos y adoremos a Dios con acción de gracias.


Pr. Heyssen J. Cordero Maraví


¿AVERGONZADOS DEL EVANGELIO?

“No me avergüenzo del evangelio porque es poder de Dios para la salvación de todo el que cree; primero al judío y también al griego” (Rom. 1:16).


Conocí a Fernando en Lima. Él era un joven muy dinámico en la iglesia, cantaba, daba estudios bíblicos, predicaba y colaboraba con todas las actividades del pastor de su distrito. Un día por cosas de la vida, me lo encontré en el centro de la ciudad. Yo estaba con terno y corbata, y con una Biblia grande entre mis manos. Me vio a lo lejos e hizo como su no me hubiera visto. No entendía qué es lo que pasaba, cuando de pronto noté que estaba acompañado de una señorita. Pensé que no me había visto, así que fui a saludarle. Me vio, y sorprendido, me dijo: “Hola Heyssen”. Fernando nunca me había llamado por mi nombre. Pero no me importó, total, éramos casi de la misma edad. Conversamos unos dos minutos y me despedí prontamente pues notaba su incomodidad. Al despedirme le dije: “Hasta el sábado hermano”, y fue allí cuando la señorita que a leguas se notaba no era adventista, dijo: “¿Eres hermano?”. Nunca me hubiera gustado estar allí, pues me dolió en el alma, cuando muy molesto Fernando dijo: “¡Jamás! Soy simpatizante, estos locos creen que porque un día les acepta ir a su iglesia uno ya es parte de ellos. Ni si quiera sé quién eres a cabalidad”.


Apreciado hermano, ¿eres feliz de ser hijo de Dios? ¿Te has dado cuenta de que eres privilegiado al pertenecer al pueblo de Dios? En la actualidad cuántos actúan como Fernando. Niegan su fe, les avergüenza que la gente sepa que son adventistas. El texto de hoy es claro. No debes avergonzarte. Pues el evangelio es poder de Dios. La Biblia dice: “Porque el que se avergonzare de mí, y de mis palabras en esta generación…el Hijo del hombre se avergonzará de él también” (Mr. 8:38).


Pr. Heyssen J. Cordero Maraví


miércoles, 11 de agosto de 2010

SEA ALABADO EL NOMBRE DE DIOS

“Desde el nacimiento del sol basta donde se pone, sea alabado el nombre de Jehová.” Sal 113:3


Es común alabar a Dios cuando el corazón rebosa de alegría y gratitud. Es también común buscarlo cuando las cosas parecen escapar del control y tú sientes que no tienes más fuerzas para continuar resistiendo los huracanes de la vida. No me refiero a huracanes como el Katrina o el Vilma, que arrasaron todo dejando por lo menos la esperanza de la reconstrucción. Me refiero a aquellos vendavales emocionales que se llevan hasta las ganas de continuar viviendo.




¿Qué sucede cuando el ser amado un día te mira y te dice: “Fue bueno mientras duró, pero me estoy yendo porque quiero ser feliz?” ¿O qué sientes cuando después de toda una vida de trabajo, la traición de alguien en quien tú confiabas parece destruir tus sueños? ¿Cómo reaccionas ante el cuerpo inerte del hijo amado, o ante el diagnóstico de un cáncer Terminal en plena juventud?




Buscar a Dios en los momentos de alegría y de tristeza será más fácil si la declaración del versículo de hoy es una realidad en tu experiencia. Alabar el nombre de Dios debe ser un acto permanente. “Desde el nacimiento del sol hasta donde se pone”. Andando, viajando, trabajando, viviendo, la alabanza debe estar presente en cada latido del corazón. El humanismo de nuestros días concentra la atención del hombre en el propio hombre. “Busca la solución dentro de ti mismo”, afirma. “Saca la energía de tu interior”, declara. En contraste, la teología bíblica es teocéntrica. Según ella, todos los caminos e intenciones humanas deben converger en Dios.




La Biblia enseña que Dios está en los cielos, pero que quiere estar en la vida de la criatura. Todos los días, en todos los momentos. ¿Dejarás que Dios camine a tu lado hoy? ¿Le pedirás orientación antes de tomar la decisión que necesitas tomar? Separarse de la presencia de Jesús, solo por un minuto, es como quitar el tubo de oxígeno de un enfermo Terminal.




Si aprendes a sentir la presencia de Dios en todo momento, te será más fácil hacerlo en medio del dolor, cuando las lágrimas te impidan ver al Señor. Ábrele el corazón a Jesús. Abraza a tus amados antes de salir de casa. Anima al débil, consuela al triste y encara con optimismo los desafíos de este día. Y no olvides: “Desde el nacimiento del sol hasta donde se pone, sea alabado el nombre de Jehová”.




Alejandro Bullon


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